lunes, 29 de septiembre de 2008

Gracias Frank


Por encima de las emociones y de la euforia, Rijkaard. Con esta frase se podría retratar el carácter de un hombre que ha hecho de la sensatez y la calma sus armas más valiosas. Como futbolista lo ganó casi todo, jugó con el Milan de ensueño, aquel que marcó una época por su juego encantador e invencible; y como entrenador llevó al Barça al Olimpo futbolístico, allí donde sólo tienen cabida no los vencedores sino los que llegan a encandilar. Y más allá de los éxitos, que no son pocos, siempre ha sido una persona sosegada, capaz de razonar en la gloria y de reflexionar en la miseria de un mundo tan voraz como es el futbol.

Cercano y generoso con sus jugadores, cordial y afable con la prensa, ha sabido mantenerse al margen de lo superficial y ha dado la cara en lo trascendental, conservando siempre la honradez y la humildad. Un hombre con sentido de la responsabilidad, comprometido como pocos con su club, sus aficionados y, sobre todo, con un ideal de futbol en peligro de extinción.

Gracias Frank.

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