domingo, 10 de agosto de 2008

Magia

Irónicamente, G.Best, dios entre los dioses, antes de recalar en el Man.U, fue rechazado por un equipo de Belfast por "demasiado pequeño y liviano". Desgraciadamente, en el fútbol actual muchos ilustrados siguen aplicando estos criterios. Quizá por eso recordamos con tanta nostalgia a las viejas glorias, porque hoy en día, por culpa del estancamiento creativo y la imposición del físico como único credencial, es difícil disfrutar con talentos brutos, jugadores anárquicos que resaltan por su creatividad, genialidad entre lo monótono y homogéneo.

La historia está llena de sucesos y momentos con una clara moraleja: más vale maña que fuerza. Y es que la habilidad siempre ganará a la fuerza. Los grandes del fútbol lo han sido precisamente por su inigualable calidad y no por su fuerza física: el propio Best, Jairzinho, Maradona, Romario,… Evidentemente, ellos representan una minoría, pero no hace falta remontarse a los mejores, también hay muchos jugadores buenos, incluso rozando la excelencia, que escapan a este estándar moderno: Joe Cole, Silva, Iniesta, Arshavin,…

Afortunadamente, algunos ojeadores y entrenadores rehúyen este afán por lo físico y valoran la creatividad y tienen por prioridad la técnica. De ahí que veamos jóvenes que están abriéndose paso pero no dejan de ser excepciones en el contexto actual: Giovinco, Pjanic, Nasri, Agüero.

El fútbol es un deporte que, con una dosis de fantasía y otra de pasíon, puede llegar a ser muy bello. Parece ser que muchos no lo entienden así y ven en la búsqueda de jugadores altos y fuertes la solución perfecta a sus tristes objetivos resultadistas. No importa el público, no importa la imagen, para ellos la victoria es el único fin y el orden táctico interpretado por jugadores corpulentos es la fórmula.

Bienvenidos, pues, a esta nueva era futbolística, aburrida y adulterada, donde lo arriesgado está prohibido y lo esquemático impera. Pero no todo está perdido, aún gozamos de resquicios que muestran la validez y la efectividad de un futbol de toque creado por jugadores alejados de las estúpidas exigencias físicas; el último: el triunfo de España en la Eurocopa. Fue la clara ilustración de la imposición de la calidad sobre la tosquedad, la victoria del hábil sobre el fuerte. Porque, al fin y al cabo, ¿para qué tanto cuerpo si lo de lo que se trata es de saber tocarla?